De José Ignacio Valenzuela
Desde que Pepito aprendió a caminar y descubrió que el mundo era enorme y estaba lleno de aventuras, tiene un anhelo que espera cumplir lo antes posible: ser un famoso detective. Junto con Lulú, su perra poodle, y una enorme lupa, Pepito se sienta frente a su casa a la espera de que algún crimen llame a su puerta. Pero Pepito tiene un grave problema: la calle donde vive es la más aburrida del mundo. Jamás ha ocurrido ni el más mínimo robo. Hasta ahora, claro. Porque siempre hay una primera vez.