El desasosiego que le produce comprobar que no existe nada que pueda eliminarlo para siempre la conducirá a una profunda tristeza que le servirá para despertar a una nueva realidad: la solución para llenar ese vacío está en el interior de ella misma. Asumir este descubrimiento, y aceptarlo con felicidad, servirá a la niña no solo para estar mejor consigo misma, sino para acercarse a los demás tal cual, sin artificios.
Anna Llenas pone de manifiesto la importancia de un proceso del que merece la pena tomar conciencia después de sufrir una pérdida: existe un vacío en la personas, llenarlo no es posible fuera de nosotros mismos, y todos y cada uno de los seres humanos tenemos o tendremos un vacío, único, especial, y en mayor o menor medida mágico. Y es este vacío el que hace que seamos especiales.